El tema de las VIII Jornadas Anuales de la EOL Sección La Plata: "El no-todo y el analista", llegó al cartel científico-organizador con la clave: "el analista surge del no-todo"[1], fundamental punto de partida del argumento y los ejes.
Anudada a la difusión y al boletín EL Señalador, presentamos la obra del artista platense E. Vigo, cuidadosamente elegida, el arte una vez más... los boletines, la selección bibliográfica, las duplas y las Noches Preparatorias lanzaron y sostuvieron el trabajo con otros hacia las Jornadas. El sábado 6 de noviembre ese recorrido se plasmó en los textos presentados y en la conversación.
El no-todo lacaniano: Lacan introduce el no-todo como particularidad del conjunto que se ubica del lado derecho de las fórmulas de la sexuación, fundamento de "la mujer no existe". La negación que implica no alude a la falta ni a la incompletud. Está en referencia a lo suplementario, al goce femenino indecible. "Hay no-todo en la medida en que E̅ x φ̅ x, está el vacío"[2]. La ausencia de algo que niegue la función fálica no significa que niegue esta función, sino que determina un conjunto abierto.
En el seminario 21 propone el empalme del discurso del analista y las formulas de la sexuación, explora la cuestión de autorización del analista y su función en el lugar del semblante. Allí sitúa el objeto a en relación a "lo escrito como borde de real". Desprendido de las fórmulas, el no-todo se vuelve operatorio y decimos con Lacan "se trata de leer el no-todo", "el analista surge del no-todo".
El no-todo es política: "No hay relación que pueda ponerse en escritura. Demostrar que esa relación es imposible ‑es decir ni afirmable ni refutable en términos de verdad- es donde se juega la dirección de una cura orientada por la política del no-todo". [3]
Se trata de la incidencia del deseo del analista en la política de la cura, en la formación de los analistas y en su dirección al Otro social."Saber leer más allá del falo, en una lógica abierta a la contingencia que haga lugar a lo que no estaba escrito"[4]. Incidir agregando el vacío, "desde un sentido siempre común puede resonar una significación que solo es vacío"[5].
El analista y lo femenino: Un análisis lleva al encuentro con un significante suplementario[6] que se inscribe en el lugar del a, del vacío de la letra, también lugar de silencio en la posición femenina. Al final, se cierne un imposible que implica al Uno solo y articula un límite en relación al S(Ⱥ), quedando el síntoma reducido a su núcleo de goce: modo sinthomático, funcionamiento singular, uno por uno.
Del testimonio de Carlos Rossi: la analista señala el hueco entre "bodies" y "body", esa letra de diferencia. Lapsus de escritura a partir de un sueño que ubica su rasgo macho, "pero ese rasgo escrito comporta una ausencia: no dice nada de lo femenino". Otro sueño que antecede al "Ya!" del final lo enfrenta "al abismo de lo más extranjero" de sí mismo. "A la experiencia tanto de la falta de la palabra como de que las palabras faltan para decir el imposible de la estructura".[7]
Y Florencia F. C. Shanahan dice: "El no-tod@ es para mí de este orden. Un@ que no hace dos ni funda un todo, resto que falta y que sobra, singularidad incomparable que hace a esa excepción que lo es de no tener par ni medida, es decir, femenina".[8]
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