[…] "recordar con Freud que en su materia,
el artista siempre lo precede...
allí donde el artista le abre el camino"[1]
La poesía logra brindarnos ciertas pistas para atrapar -cuando sucede- en la contingencia, la huella de un real que puede leerse en lo escrito.
El poeta inventa y en esa creación alcanza un arreglo posible en una nueva escritura, llegando a ser el "domicilio conocido"[2] donde se aloja lo que resuena.
Tomada bajo las coordenadas escritura/lectura desde la lógica del psicoanálisis, la poesía o letra de amor, adquiere todo su valor, en el intento por atrapar en su anudamiento un real que siempre se escabulle y por ello "no cesa de no escribirse".
Ante este real, como indica Lacan en Aún, al sujeto solo le queda "la única cosa más o menos seria que puede hacerse: una carta de amor".[3]
Entonces, en la poesía (de una canción de amor) seguramente podamos encontrar cómo el artista hace resonar en el vacío, trazos que nos aproximan a una escritura posible de lo que nunca llegará a escribirse.
El artista muestra a partir de lo que inventa en torno a un vacío.
Escuchémoslo desde la voz de la artista Ana Prada!
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